Voy a iniciar una serie de artículos en los que voy a hablar de los grandes grupos que hubo en la Movida Madrileña ochentera. Pero como sobre Alaska, Loquillo y demás cantantes ya se ha hablado demasiado, voy a romper una lanza a favor de esos grandes desconocidos, marginados, tachados de frikis en una época en la que lo normal era ir con aspecto de haberte peleado con 3 gatos salvajes antes de salir a la calle.
Y para empezar esta curiosa serie de instruir deleitando, voy a hablar de un grupo cuyo nombre presagiaba el lugar en donde iban a acabar sus componentes: Pabellón Psiquiátrico.
Ya el nombre acojona ¿verdad? Pues no es nada. Liderados por Juan Antonio Castillo, «Patuchas» crearon música irreverente, pseudo-pornográfica en algunos momentos y racista, homófoba y misógina en otros. Como a ninguno le sonará el nombre del cantante, doy más datos. Un limón y medio limón, dos limones y medio limón….. ¡¡Sí!! Es el autor y cantante de esa absurdez hecha canción más pegadiza que un chicle masticado con pipas Facundo. Cualquiera diría que venía de cantar con grupos cristianos, aunque viendo como está el clero últimamente, no me sorprende demasiado.
Si es que tiene hasta carita de buena persona
Pues este fenómeno, rodeado de otros cuantos que, en los 6 años que duró el grupo fueron yendo y viniendo, marcó un estilo en el escenario.
En 1986 se juntaron, y sacaron su primer disco «La primera en la frente».
Rambo mordiendo el cañón de su ametralladora, aviso de lo que puedes encontrar dentro del disco
Este fue su primer compendio de paranoias rebosantes de psicotrópicos y alucinógenos. Un lenguaje vulgar y de calle para llegar hasta el público más incondicional. Así, podemos destacar de éste disco perlas de la ironía y la diplomacia a la hora de meterte con la competencia, como G de Gilipollas, cuyo estribillo venía a ser algo así como…
G de Gilipollas
Los hombres G atacan de nuevo
He-Man y David el Gnomo son dos de ellos
González, Gadafi, Guerra y Gorbachov
a todos ellos le gustan un montón
rematando el final de la canción con un «si ser pijo se pega, yo me vacuno mañana».
En ese mismo disco, deleitaremos nuestras trompas de Eustaquio con atentados musicales como La Cabina, Inmaculada (en la que se nos hace notar que todos vivimos dentro de una inmensa vagina), Las momias no tienen Novia (cuyo vídeo en directo dejo aquí para que os sangren los ojos) y una de mis favoritas, En el Cielo no hay alcohol. En ésta última, es apoteósico cuando dice […] prefiero estar aquí abajo como un fantasma […] una voz que se oye de fondo, cual Mariano Rajoy en precampaña, gritando ¡¡Potaje y vino!!
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Como en aquellas épocas la gente era muy masoca, el grupo tuvo muy buena acogida entre el público, y decidieron repetir disco, publicando «Somos dos lactantes».
Mr. Propper con gafas, en versión «mini»
Todo un compendio de relaciones internacionales y savoir faire que abrían con un bonito tema dedicado a nuestros vecinos ingleses, titulado Mata un mono, mata un inglés, que en el estribillo que continuaba con ¿Cual es la diferencia? No lo se para terminar, después de llamarles gusanos, asesinos, fascistas y poco más, con un Gibraltar Español, los monos fuera del peñón.
Más adelante nos encontramos En una tienda de campaña, canción que todos hemos entonado alguna vez en marchas de campamento o borracheras descomunales. Pero cuando coges una canción popular para cantarla, no puedes remediar las ganas de modificarla. ¡¡Por eso no es lo mismo un país sin turismo, no es lo mismo, no, no no. Desde que entramos en el mercado europeo no me la meneo yo!!. Estribillo que relata por sí mismo la orientación de una de las más sublimes canciones dedicadas a los teutones (y las teutonas) que he oído nunca. Además, lo aderezaba con comentarios como frotaban con un cepillo, querían sacarle brillo, qué cariñosa es Alemania o la untaban de betún, la querían como al atún, que delicada es Alemania. Parece que no se quedó contento con los miles de billones de alemanas (hay que ver cómo está la superpoblación mundial) así que «conquistaron Yugoslavia». ¡Y luego se extrañarían de que estallase una guerra civil! Para acabar, hace una vez más acopio de buen rollito en una españa que empezaba a despertar de una dictadura y una transición, diciendo que […] Franco sabía muy bien lo que hacía, el Triple Eje prometía […] Si no les quemaron vivos en el escenario, insisto, es porque la gente de esa época soportaba lo que le echases.
Y claro, ya que vamos a ponernos a generar buenas relaciones con lo que nos rodea, no podía faltar África. En la canción El poder del huevo abogan, de manera ferviente, por la defensa de la gallina y el huevo. Porque, viéndolo por el lado ¿¿racional?? del asunto, comemos huevos, pero […] nadie indemniza a mamá gallina, buscando un garañón por cualquier esquina. Vive de sus huevos como cualquier gigoló, el día que se le acaben será un cubo marrón […] Y claro, no faltan las comparaciones, porque ya se sabe que […] todo el mundo lucha por los negros pero nadie se acuerda de los pollos. Michael Landon lucha por los negros, pero nadie se acuerda de los pollos. […] y terminan, de manera mística, preguntándose ¿Y nuestro Mesías cuándo llegará?.
Y termino este post, no sin antes emplazarles hasta la próxima caricatura, en la que seguiré comentando (en la segunda y última parte) canciones y cosas curiosas de éste grupo tan entrañable y romántico, así como la curiosa manera en que los descubrí (hasta entonces mi vida carecía de sentido) y cómo desde entonces soy otra persona más feliz, he dejado de roncar y hasta veo a Chuck Norris como un perfecto comercial del Abdominazer.
May the friki side of the force be with You
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